No hay lugar a dudas, tengo un sinfín de anécdotas que me dan la razón. La pre-boda sirve para que los novios y el fotógrafo se conozcan y se genere la confianza necesaria para realizar un trabajo excelente. El fotógrafo tiene que generar el ambiente propicio para que los novios sientan que su decisión es acertada, que el fotógrafo cumple con todas sus expectativas y que no sólo no les va a fallar sino que hará el trabajo que ellos merecen.
Un día con más detenimiento quizá os cuente algunas de esas anécdotas que me llenan de orgullo y que hace que esta profesión no sea algo más sino una montaña rusa de sensaciones y sentimientos. Felizmente todas las parejas a las que hemos hecho el reportaje de bodas se convirtieron en amigos e incluso hemos fotografiado a sus hijos.
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